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Sunday, November 13, 2016

Homily by Christina Moreira ARCWP Safety Pin, Symbol of Safety and Sanctuary for All Who Feel Excluded or Unsafe

https://lashomiliasdeluz.wordpress.com/2016/11/13/xxxiii-to-c-un-sol-de-justicia/

imperdible-razones





XXXIII TO C Un sol de justicia



imperdible
1ª LECTURA (Mal 3, 19-20) profecía de Malaquías
Mirad que llega el día, ardiente como un horno: malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir-dice el Señor de los ejércitos-, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Pero a los que honran mi nombre los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas.
EVANGELIO (Lc 21, 5-19) Profecía de Jesús de Nazaret
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido. Ellos le preguntaron: Maestro, ¿Cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder? Él contestó: «Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usurpando mi nombre, diciendo: “Yo soy”, o bien: “El momento está cerca; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida.» Luego les dijo: «Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»
Homilía
Dos profetas para hoy. Estos textos hacen relacionarse dos hombres que beben en la fuente de una misma tradición. El primero, Malaquías, a la vuelta del exilio, todavía tiene que lidiar con un pueblo que está desanimado y recién se acaba de reconstruir el templo de Jerusalén. En cambio Jesús habla de la destrucción del mismo templo, que tiene lugar, a manos de los romanos, en el año 70 e.c. El templo está muy presente en la predicación de Jesús, una gran parte de ella siendo realizada dentro de sus muros. Era un edificio imponente por su tamaño y por lo impresionante que debía ser admirar sus paredes recubiertas de oro a la luz del sol. Pero esta luz no es la que interesa, precisamente.
Para entender un poco todo este amasijo de frases aparentemente contradictorias, además de amedrentadoras, es preciso saber que el profetismo judío no anuncia hechos futuros. Lamento comunicarles que esto que vemos descrito, los perversos y malvados en el poder, las guerras y las revoluciones, a pesar de que nos recuerden tanto nuestros días atribulados, no está aquí para predecir nuestro tiempo, ni otros tiempos. Si este evangelio es de contenido escatológico, no podemos caer en la tentación de pensar que cuenta grandes verdades acerca, precisamente, de nuestro tiempo. Otras generaciones pensaron lo mismo en otras épocas aún más terribles, y hasta aquí hemos llegado.
Malaquías y Jesús, no predicen el futuro como lo hacían otros profetismos presentes en su sociedad y en otras culturas. No son adivinos. No predicen sino que predican y, como no podía ser de otra manera, predican al Dios Vivo que nos quiere vivxs. La aparente contradicción, en ambos textos, entre los tremendos males anunciados, y “un sol de justicia que lleva la salud en las alas”; “ni un cabello de vuestra cabeza perecerá”, revela que no se busca profetizar acontecimientos sino colocar a Dios en el centro de nuestro acontecer, y contarnos cómo quiere ese Dios acompañarlo. Predican las verdades últimas, escatológicas, acerca de nuestra supervivencia, de la vida y la muerte.
Lo primero que podemos resaltar es que no estamos solxs ante el mal. El relato de Jesús deja bien claro que no nos deja solos sino que nos dará palabras y sabiduría. Primera verdad rotunda, ante el sufrimiento y la desdicha, ante la injusticia, tenemos compañía. Entre lo poco que podemos decir de Dios destaca su solidaridad absoluta con el ser humano. El mismo libro de Malaquías se inaugura con una declaración de amor: “Yo os amo”. La escatología es ante todo una escuela de confianza en ese amor que fue, es y será, no un listado de catástrofes.
El mal es grande, prolijo, potente, devastador, y podríamos multiplicar los adjetivos que vienen a la mente cuando nos asomamos a la actualidad del mundo. Con ver una sola fotografía de la morgue de niños de un campo de refugiados sirios, resulta obvio que las palabras se quedan cortas. Con eso que llamamos democracia ¿un falso ídolo tal vez? fallando por doquier, nos están temblando todos los cimientos, y todavía quedan más “sorpresas”. Últimamente nos dedicamos a ver y oír cosas que nunca pensamos podrían ocurrir, al menos no deberían. El otro día decía una amiga de Colombia, a la vista de los resultados de las elecciones estadounidenses: “ya apareció un país que nos va a quitar el puesto de más idiotas del mundo”… A la luz de lo último,  el plebiscito del no a la paz empieza a parecer pequeño. Le contestaba yo, sin pizca de humor, que ya les había ganado antes España con socialistas trayendo a las derechas al poder, y no sigo con la lista porque si ustedes me leen en Internet es que pueden acceder fácilmente a todos los disparates acontecidos en los últimos tiempos y que confirman, por ejemplo, que la democracia es un cadáver, bastante enfriado… y no se sabe cuál será el repuesto. Sí, Señor, hoy mismo sabemos a qué se parecen esas nubes negras que tú describiste con tanto acierto, han llegado ya las primeras y no sabemos qué tormentas podrán traer.
De modo que es cierto que todo eso vino, viene, vendrá. La constatación inevitable de la persistencia del mal y su virulencia sigue vigente, en lo público y en lo privado. En lo colectivo y en lo individual. Hoy, es posible que “no quede piedra sobre piedra” del mundo tal y como lo conoció mi generación. Nuestros modernos templos se caen a pedazos junto con creencias, seguridades, falsas confianzas, afectos y apegos mal invertidos.
La clave de comprensión de estos textos tan contradictorios se hace más evidente con la advertencia de Jesús de que “os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía”. Sobrepasando la lectura en primer nivel que nos dice que ya los seguidores de Cristo estaban padeciendo por su causa, empezando por el ensañamiento de un tal Saúl, cuando se redactó este evangelio, podemos avanzar hacia vislumbrar algo que tiene que ver con la salvación: el “testimonio”.
Puede pasarnos de todo, pero nuestra salida está ahí: el compromiso, el dar la cara con firmeza y fe, sin dudar, en confianza ciega hacia quién pondrá en nuestra boca las palabras exactas, las verdades que el mundo necesita escuchar. Quien moverá nuestras manos y nuestros pies en dirección a la luz, la liberación.
Puede fallarnos todo, todo el mundo incluyendo a la gente que amamos y dice amarnos, nuestra misma familia, pero el amor de Dios no fallará. Eso que somos, ese Amor, es indestructible y no solo se salvarán nuestras “almas” sino también el cuerpo “ni un cabello de vuestra cabeza”.
Caer en la cuenta de que la salud, salvación tiene que ver con todo nuestro ser, que nos viene dada de forma incondicional, que nada nos la puede quitar es la respuesta a nuestra últimas preguntas sobre el sentido, de la vida y de la muerte.
Estar donde tengamos que estar, y estar desde Cristo, en Cristo, es nuestro lugar y nuestro destino. Y no es precisamente en el templo, sino que en medio de la gente, entre los escombros y en las morgues, en medio del “espanto”. Por un modo, esta destrucción del templo vino bien, hasta que volvimos a construir otros, que también serán destruidos como lo serán nuestras construcciones políticas y nuestras pequeñas certezas morales.
A partir de hoy me pondré un imperdible en la solapa, y otro en el alma, para que nos ilumine un poco más “el sol de justicia que lleva la salud en las alas”. Así espero acercarme a su luz, al calor del corazón de Dios en el que nunca se muere y que quema todo mal reduciéndolo a nada.
Dice el texto inglés:

SOY UNA PERSONA SEGURA, conmigo estás a salvo.

Si eres musulmán,

una mujer,

LGBTIQ,

una persona de color,

latina,

transexual,

inmigrante,

descapacitadx,

estás con miedo…

ESTOY AQUÍ

HABLA…
Te escucharé.
Te apoyaré.
Me levantaré para ti.
Me sentaré para ti.
Me callaré para ti.
Haré lo que pueda
para hacerte saber
QUE TE QUIERO
Esta señal es para que puedas reconocerme.

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