¿Por qué se le pondrá tanta arandela al Proyecto de Jesús de Nazareth? Lo que leo y veo, respecto a la realidad eclesial, tanto en el interior de la Iglesia misma como fuera de ella, disculpen, pero es más doctrina, dogmas, reglas, normas y constituciones, que Evangelio.
La Intercomunión ya viene definida en el mensaje del Evangelio cuando leemos:
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: “Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.” Jesús respondió: “No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro.”
Marcos 9: 38-40
La palabra “intercomunión” de por sí, la define el diccionario diciendo: “Unión o relación entre varias iglesias, que se da de forma oficial”. Este tipo de obstáculos, se pueden solucionar con la práctica, que se va abriendo y derribando muros y fronteras.
Pareciera que la palabra “intercomunión” por su legalidad oficializada, por las normas, leyes y reglas suscritas en el papel, quisiera superar y sobreponerse a la palabra “común unión”= comunión.
La acción del Espíritu de Dios sopla donde quiere y es libre como el viento, no se deja atrapar y nadie puede atraparlo. Personalmente he tenido el privilegio de haber sido testigo de sus obras de intercomunión en comunión.
Seminario Conciliar de la Arquidiócesis de Medellín, donde se celebró hace 50 años la IIª Conferencia Episcopal Latinoamericana.
En la ciudad de Medellín hace 50 años (Agosto 26- Septiembre 8/68) en la celebración de la IIª. Conferencia Episcopal Latinoamericana (CELAM) en la Capilla del Seminario Mayor de la Arquidiócesis de Medellín, siendo arzobispo Monseñor Tulio Botero Salazar, pastor de grata memoria, se celebró el acto más importante de Intercomunión=comunión, entre los 247 asistentes, incluyendo los obispos en dicha reunión. Hubo tres categorías de participantes: miembros efectivos con voz y voto, miembros con voz, pero sin voto y (secretarios ejecutivos del CELAM, miembros de la CLAR, invitados en calidad de expertos, asesores y los observadores, y no-católicos). La presencia de los laicos fue muy escasa. Aquí hubo obra y acción del Espíritu Santo, ya que sólo estaba previsto que hicieran presencia en los plenarios y contra todo lo previsto tanto los laicos como los miembros de otras confesiones cristianas no-católicas, pudieron estar presentes en comisiones y subcomisiones, como estaba previsto en el reglamento, art 20.e.
Con viva emoción y como testigo de lo acontecido, destaco el hecho histórico e imborrable, de intercomunión y comunión, que en Medellín, hace 50 años, se produjo. Once observadores no católicos, pidieron comulgar en la Eucaristía final. Permiso que les fue concedido y ante los aplausos de gozo y aprobación de la Asamblea, les ví avanzando por la nave central hacia el altar a comulgar: al obispo anglicano David Reed, al Hermano Roger de Taizé, seguidos de los luteranos y presbiterianos…
Este hecho no ha sido registrado en la Historia de la Iglesia, se realizaron memorias fotográficas, pero fueron censuradas por la ley y las normas y condenadas, al igual que el permiso que otorgó el arzobispo anfitrión: Monseñor Tulio Botero Salazar.
El Papa Francisco, es hoy un aire fresco dentro de la Iglesia, igual que lo fueron en su momento Juan XXIII y Pablo VI. Alabo y bendigo el esfuerzo de intercomunión=comunión, dando gracias a Dios, por hacernos descubrir y realizar la fraternidad como hijas e hijos de Dios. Dios Madre y Padre lo guarde y lo proteja siempre.
*Presbítera católica romana.
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