|
( left to right: Juanita Cordero, RCWP-USA and Bishop Christine Mayr-Lumetzberger, RCWP-Austria)
An article written in Spanish by Eusebio
Valand translated by ZoomBookmarkSharePrintListenEnglish\
A bishop and a priest, Catholic dissidents explain their defiance
of the Vatican
The
two former nuns were not allowed to take communion in the church of San Pedro
and were asked to leave the basilica. |
They are staying in one of the numerous Roman convents
operated as hotels, five minutes walk from the Vatican. But hide their status
to avoid problems with the nuns. They put the collar on when entering the
streets. The Austrian Christine Mayr-Lumetzberger, 56, is a founder of the
dissident movement Roman Catholic Women Priests (RCWP)-Roman Catholic priests,
and has already reached the rank of bishop. The American Juanita Cordero, 70,
is serving as a priest in a worshiping community in Los Gatos (California). They
are tourists in Rome, but took the opportunity to contact the press and made
public in its sole discretion. "Our main goal is to testify that the (women)
priests are here to stay, we have been called to the priesthood, which are
equal to men," Cordero says with conviction. "God has called me, I
know we can not wait for Rome to change," drives home this petite and
energetic widow. From the age of 17 to 27 years Cordero was a nun. Then she
married a former Jesuit. They had four children and adopted a fifth African
American. Cordero was always very active in her Catholic parish. She cannot
earn money in the
Church but just wants to do pastoral work, and continue her commitment to serve
the people. Nothing more. " The Bishop (Christine)was between 20 and 25
years, a Benedictine nun. Then she left the convent and got married. She clarifies
that, despite its rebellious stance, she is still paying the voluntary levy
that exists in Austria for Catholics. According to Cordero, the relationship
between RCWP and the official Church is uneven. Both say they receive much
support from the religious orders, especially the Jesuits and Franciscans, and
less from diocesan priests, "but this support is growing quietly."
Mayr-lumetzberger warns that diocesan priests are afraid of reprisals, of
losing their parishes and their salaries. - Where is the Church, after seven
years with Pope Benedict XVI? -We asked. - Backwards-Cordero answers without
hesitation.. The bishop and the priest of RCWP complain about the diminishing
role given to women in the liturgy, including by deleting altar girls. Mayr-Lumetzberger
attributes it "the ministry of dictatorship," which, in her view,
overlooking the Church. "There is much fear of being thrown out of
office," she says. Both are convinced that there will be a collapse of
existing structures, but that will be healthier for the faithful. "The
issue is not only priests, but gays and lesbians, divorced Catholics,
contraception, are closed questions for discussion." laments Cordero.
Mayr-lumetzberger confident that in the future, little by little, the Vatican
accepts exceptions by the back door, as it has done with the inclusion of
Anglican married priests or special status for traditionalists Lefebvrists.
According to the bishop, the successor to the current pope may open hands with
women. And remember: "The mission of the bishops, also the bishop of Rome,
is to unite, not divide."
Center “No podemos esperar a
que la Iglesiacambie”
EUSEBIO VAL
EUSEBIO VAL
Ciudad del Vaticano.
Corresponsal
Están
alojadas en uno de los numerosos conventos romanos que funcionan como hoteles, cinco mi- nutos a pie del Vaticano. Pero ocultan su condición para no te- ner
problemas con las monjas. Se ponen el alzacuello en la calle. La austriaca
Christine Mayr-Lu- metzberger, de 56 años, es una de las fundadoras del
movimien- to disidente Roman Catholic Wo- men Priests (RCWP) –sacerdoti- sas
católicas romanas– y ya ha lle- gado al rango de obispa. La esta- dounidense
Juanita Cordero, de 70 años, es sacerdotisa y atiende a una comunidad de fieles
en Los Gatos (California). Están en Ro- ma de turismo, pero aprovechan para
contactar con la prensa y darse a conocer con discreción.
“Nuestro principal objetivo
es
A las dos ex monjas se les
impidió comulgar en la basílica de San Pedro y fueron expulsadas
testimoniar que las
sacerdotisas estamos aquí para quedarnos, que hemos sido llamadas al sacer-
docio, que somos iguales a los hombres”, afirma con convicción Cordero. “Dios
me ha llamado, lo sé; no podemos esperar a que Ro- ma cambie”, remacha esta
viuda menuda y enérgica.
Desde los 17 hasta los 27
años Cordero fue monja. Luego se ca-
só con un ex jesuita.
Tuvieron cuatro hijos y adoptaron a un quinto, afroamericano. Cordero siempre
fue muy activa en su pa- rroquia católica. También traba- jó como enfermera
voluntaria en Latinoamérica y África. “Soy ca- tólica hasta la médula”,
enfatiza.
El jueves pasado, en la
basílica de San Pedro, en una misa mati- nal a la que asistían muchos sa-
cerdotes, Mayr-Lumetzberger y Cordero quisieron comulgar, pe- ro se lo impidió
un joven cura. Ya las habían detectado el día ante- rior. Luego, mientras
visitaban la cripta, guardias vaticanos las obli- garon a salir del templo.
El movimiento RCWP nació en
Austria, en el 2002. Su prime- ra acción fue la ordenación de sie- te
sacerdotisas. Para ello logra- ron la colaboración de un ex obis- po argentino,
Rómulo Braschi. Ahora, entre diáconas, sacerdoti- sas y obispas, son unas 130
en to- do el mundo. A las candidatas se les exige una licenciatura en Teo-
logía. El mayor crecimiento se produce en Estados Unidos. Ob- viamente, el
Vaticano no las reco- noce y las ha excomulgado.
“Eso no me afecta para nada
–comenta la obispa Mayr-Lu- metzberger–. Es un castigo que no funciona”. “No
queremos ga- nar dinero en la Iglesia ni hacer carrera –agrega–. Sólo queremos
hacer trabajo pastoral, seguir nuestra vocación y servir a la gen- te. Nada
más”. La prelada fue, en- tre los 20 y los 25 años, monja be- nedictina. Luego
dejó el hábito y se casó. Aclara que, pese a su pos- tura contestataria, sigue
pagando el impuesto voluntario que existe en Austria para los católicos.
Según Cordero, la relación
en- tre RCWP y la Iglesia oficial es desigual. Dicen recibir mucho apoyo de las
órdenes religiosas, en especial de jesuitas y francisca- nos, y menos de los
sacerdotes diocesanos, “aunque su respaldo está aumentando de manera si-
lenciosa”. Mayr-Lumetzberger advierte que los sacerdotes dioce- sanos tienen
miedo de sufrir re- presalias, de perder sus parro- quias y sus salarios.
–¿Dónde va la Iglesia, tras
sie- te años de Benedicto XVI como papa? –les preguntamos.
– Hacia atrás –contesta,
sin du- darlo, Cordero.
La obispa y la sacerdotisa
de RCWP se quejan del papel cada vez menor que se da a las muje- res en la
liturgia, incluso supri- miendo las niñas monaguillos. Mayr-Lumetzberger lo
atribuye “al mecanismo de la dictadura” que, a su juicio, domina la Iglesia.
“Hay mucho miedo a que los echen de sus puestos”, afirma. Ambas están
convencidas de que habrá un derrumbe de las actua- les estructuras, pero eso
será sa- no y recuperará a los fieles. “El tema no es sólo las sacerdotisas,
sino los gais y lesbianas, los católi- cos divorciados, los anticoncepti- vos;
son cuestiones cerradas”, la- menta Cordero.
Mayr-Lumetzberger confía en
que en el futuro, poco a poco, el Vaticano acepte excepciones por la puerta de
atrás, como ha he- cho con la inclusión de curas ca- sados anglicanos o con un
estatus especial para los tradicionalistas lefebvrianos. Según la obispa, el
sucesor del actual Papa tal vez abra la mano a las mujeres. Y re- cuerda: “La
misión de los obis- pos, también del obispo de Ro- ma, es unir, no dividir”.c